On 6:29:00 by Alexis Ochoa Molina in , , , , , , ,    No comments
LA SENSIBILIDAD desde mi punto de vista es el arte y la capacidad excepcional de sentir, de apreciar mediante los sentidos y el espíritu la necesidad de adorar a nuestro amado y bendito Salvador. Algo que resulta esencial, como el aspecto formal y la expresión de nuestra fe hacia Dios, el Hijo y el Espíritu Santo en virtud de su amor, gracia, poder, entre otras cosas, para con nosotros.


La sensibilidad  a través de los sentidos nos permite percibir y  relacionarnos con esa realidad infinita, absoluta e incongnosible. Hablo de esa realidad espiritual  dimensión sagrada, donde habita el Padre nuestro. Al relacionarnos y adorar a nuestro Dios, ocurre una renovación y reafirmación de nuestra fe hacia el Creador de nuestra vida y de todo lo existe en este mundo. La visión, la audición, el olfato, el gusto, el tacto, todos ellos y el aparato interpretativo intervienen a la hora de expandirnos más allá de nuestros límites para reforzar nuestra relación con Dios, y activar el potencial como seres corporales y espirituales que somos. Más que un simple cuerpo, por medio de él podemos sentir a través de los estímulos, internos como externos, es decir, de factores ambientales así como de factores espirituales.

Percibir implica no solo lo sensorial (vemos, oímos, tocamos, sentimos) Gn. 3:8, dice: y oyeron la voz de Jehová Dios que; 2 Cr. 2:14-16 éstos…olor de muerte… aquéllos olor de vida; también se pone en marcha la capacidad espiritual que poseemos desde la creación del mundo a través de los sentido Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”[1].

La sensibilidad debido a nuestra naturaleza nos ofrece una increíble plenitud de gozo y nos da la oportunidad única de redescubrir nuestro origen espiritual (Gn. 2:7) de cuando fuimos creado y de reafirmar nuestra creación a imagen y semejanza de lo divino. La capacidad excepcional de sentir nos conecta con ese lugar dentro de nosotros que trasciende desde el más profundo clamor del espíritu que abre los cielos llamando al Padre Celestial. La sensibilidad nos une a nuestro Creador, es esa conexión celestial que experimentamos con el fin de sentir alegría y paz, en todos los niveles de nuestro cuerpo y espíritu, y vivir en completa armonía con la creación.

Me ocurre en oportunidades que puedo observar la presencia de ángeles caídos en algún lugar, así como puedo sentir su presencia. En otras ocasiones no los veo, ni los siento, pero su olor los dejan en evidencia de que esta en algún sitio de una casa o cualquier otro lugar. Mis sentidos se encuentran tan sensibles que perciben estas cosas. ¡ah! pero así, como me encuentro sensible a estas cosas, también puedo oír la voz de Dios, puedo sentir el olor fragante del sacrificio de Cristo Jesús en la cruz del Calvario, y la poderosa presencia del Espíritu Santo muchas veces a mi lado cuando elevo mis plegarias al cielo.

Vivimos en un mundo físico, sometidos a tantas tensiones y retos en la vida, sujetos a las demanda de nuestro cuerpo y de nuestro ego. Por otro lado, no nos damos cuenta de nuestro verdadero potencial espiritual. Ni tampoco nos damos cuenta de como intervienen los sentido quedando atrapados y suprimidos en una realidad.

Sin embargo, cuando somos sensibles y asumimos que nuestro cuerpo es Templo del Espíritu Santo, entonces, estamos en la capacidad de liberar el espíritu-sentidos de esa prisión en la que estamos inmersos y transformar esa realidad en nuestra más pura esencia.

Así que lo ideal, sería dejar que nuestros sentidos, que están estrechamente emparentados con nuestro espíritu, se conecten libremente con la dimensión de lo sagrado, lo visible e invisible.



[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Gn 2.7)


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