On 14:11:00 by Alexis Ochoa Molina in    1 comment

 Saludos de Reflexiones de Fe

En la historia del pueblo de Dios encontramos a muchas mujeres haciendo obras que cambiaron el rumbo de los acontecimientos, de modo que podemos aprender mucho de ellas al estudiarlas.

Mujeres extraordinarias que creyeron  y confiaron en Dios. Por eso, y por muchas razones más, me parece justo rendirles homenaje.

En la Biblia encontramos mujeres que dan testimonio de sus acciones, por ejemplo en Génesis apreciamos a Eva, cuyo nombre fue dado por su esposo luego de la caída, después Dios al hablarle de su simiente le dijo “con dolor daría a luz a los hijos” “Eva era la madre de todos los vivientes”. (Gen 3.20). Eva fue al final de toda la creación y la encarnación viviente de la gloria de la humanidad. (1 Corintios 11.7). 

Sara, esposa de Abraham, siendo ya anciana y estéril milagrosamente dio a luz a Isaac, cumpliéndose la voluntada de Dios (Génesis. 12) respecto a la descendencia de Abraham. Sara es la única mujer en la Biblia a la que Dios habla directamente. Fue una mujer extraordinariamente inteligente y con un don profético al cual el mismo Abraham admiro, escuchándola en  todos sus consejos. 

Rut, gozaba de un amor hacia el prójimo significativo, vemos como  ella no abandonó a su suegra (Rut 1: 16 al 19), sino que la acompañó hasta el final diciéndole “dondequiera que tu fuere, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré, tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tu murieres, moriré yo.

Abigail, era una mujer sensata, agraciada, inteligente, hermosa. Ella intercede ante David por la vida de su esposo Nabal salvando así su vida.

Ester era huérfana, gozaba de una belleza extraordinaria, inteligente, prudente, fue elegida e instalada en el palacio en calidad de reina, ella intervino para salvar a su pueblo.

Asimismo encontramos la historia de Rehab en Josué 2, Raquel.

En el nuevo Testamento tenemos ejemplos como Dorcas una mujer bondadosa de Jopé, Elisabeth madres de Juan el Bautista, Marta llena de hospitalidad, energía, con conocimiento espiritual, María con características como sumisión, fe  y piedad, confianza y amor maternal, Eunice entre otras.


La mujer ha sido privilegiada por Dios, es la única que puede llevar en su vientre a una criatura, alimentarla, cuidarla de que todo este bien durante nueve meses, ¡esa es la mujer¡ para lograr ese fin es importante que ella se una a su esposo para ser una sola carne, como dice la Palabra de Dios: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a y su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.[1]

Como un ser somos cosas finitas y ensimismadas, fabricantes en lugar de creador. De modo que, para crear debemos ponernos por encima de nuestra individualidad y de ese modo hacer real nuestro ser divino.

Según la Torá es la mujer quien exclusivamente determina la identidad espiritual de su hijo, es esa entrega que en mayor medida da  para crear vida.

Creo que por las circunstancias por las que estamos viviendo las mujeres están ante el desafío de ser muy parecidas a las ya mencionadas, por ser hijas, hermanas, amigas, esposas, madres, trabajadoras, estudiantes, profesionales, capaces de luchar por el bienestar de la familia, siempre con las manos abiertas para ayudar al necesitado. Mujeres extraordinarias, capaces, inteligentes, sabias, virtuosas, consejeras, amorosas, llenas de fe, confiando en el Dios vivo que todo lo puede, con determinación que hacen la diferencia en esta sociedad. 

Por todo lo dicho, iremos explorando en futuras entregas la vida y obra de las mujeres prominentes que hicieron historia en la Biblia.






[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Gn 2.24). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
On 13:22:00 by Alexis Ochoa Molina   No comments

John Wyclif c. 1320- 1384, teólogo inglés que defendió la autoridad de la monarquía contra las pretensiones romanas y propugnó la secularización de los bienes eclesiásticos. Enseñó teología en Oxford, donde redactó una Summa eclesiológica, impulsó la traducción de la Biblia al inglés y formó predicadores que anunciaran un igualitarismo religioso y social apoyado sólo en textos bíblicos.