On 8:35:00 by Alexis Ochoa Molina in , , , , , , , , ,    No comments
Saludos de Reflexiones de fe.

Resulta fascinante, encantador y a la vez admirable este pasaje de la vida de José (Gn 39), porque pasa por un ínterin ético maravilloso, es decir, habla de aquellas ideas que regulan los actos humanos y orienta el uso de nuestra libertad. Seria desatinado abordarlo todo en un mismo escrito. Me limitaré a examinar solo el tema de la libertad o el libre albedrío en el que Dios nos creo. Se acuerdan de Adán y Eva en el huerto, bueno, pues Dios le dijo que no comieran del árbol del bien y del mal, y ellos ¿qué hicieron?, ya sabemos que eligieron. Y me refiero a esto porque José pudo haber decidido libremente estar o no estar con la seductora mujer de Potifar. Probablemente si hubiera decidido aceptar la propuesta de la mujer, eso, le pudo haber evitado a nuestro personaje haber ido a la cárcel y ser calumniado como ya es bien sabido, y seguir una vida normal como todo un buen sirviente (eso le hubiera gustado a su jefe Potifar).




Pero nuestro héroe decidió libremente qué hacer, tuvo la libertad de escoger y  eligió su acto tras angustiosa circunstancia que se le imponía. Eligió el comportamiento a seguir, en otras palabras, reflexionó ante lo que era conveniente frente a lo que parecía malo. José eligió hacer lo que la Ley le indicaban en estos casos y afrontar el riesgo. Ustedes dirán, entonces no somos libres, porque la Ley lo obliga a…, ¡claro que si somos libres! libre de decidir lo que queramos, lo que si debemos de tomar en cuenta, es que no debemos andar por la vida haciendo lo que no nos conviene. Al contrario, debemos caminar por la vida sabiendo qué nos conviene, por el bienestar de uno y de los demás, La vida de José muestra de una manera tan maravillosa a la vez sencilla, esa poderosa idea de cómo saber conducirse en la vida. En Deuteronomio 30:15; 19 se expresa claramente tanto la idea de libertad, como la idea de saber vivir y hacer lo que nos conviene:

“Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia. (v. 19) Pongo hoy por testigo contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas tú y tu descendencia”.

Recuerdo un párrafo del escrito de Aristóteles (Ética para Nicómaco) donde expresa:

“Tanto la virtud como el vicio están en nuestro poder. En efecto, siempre que está en nuestro poder el hacer, lo está también el no hacer, y siempre que está en nuestro poder el no, lo está el sí, de modo, que si está en nuestro poder el obrar cuando es bello, lo estará también cuando es vergonzoso, y si está en nuestro poder el no obrar cuando es bello, lo estará asimismo, para no obrar cuando es vergonzoso”.

Dios nos creo libres, yo pienso que la libertad es una condición de nuestro espíritu, y nos creo libres para poder expresar nuestros más puros deseos de producir ideas hermosas no vergonzosas, de expresiones libres sin ningún contenido de pecado y maldad que empobrece y destruye la vida, que atente contra nuestro bien y la de nuestro prójimo. En esa libertad en donde un escritor como William Shakespeare escribe sus famosos escritos, ejemplo: La Tragedia, Cervantes y su Quijote, Pablo Neruda, entre otros. Ellos se inspiraron y engendraron grandes obras literarias.

Los escritores se imaginan un mundo mágico, personajes míticos, pueblos y seres fantásticos que luchan contra el bien y el mal. La libertad se manifiesta de una manera extraordinaria a través de músico como Mozart, Beethoven, Vivaldi, entre otros, y como lo expresa el mismo Sebastián Bach: “La música existe para glorificar a Dios y para sublimar el alma humana” maravillosa expresión que manifiesta un profundo sentir del espíritu y lo maravilloso que puede ser la vida.

No olvidemos que el lienzo histórico centrado en el devenir, nos domina y nos controla el pensamiento,  preocupándonos de vivir con actitudes que no nos conviene. Lo que debería ser, es vivir una vida satisfactoria, una vida de un mejor “ser” y no un mejor “tener”. Es hora de construir puentes de esperanzas, de fe, de aliento y consuelo en este mundo.

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