Las aventuras de José hijo de Jacob

Saludos de Reflexiones de fe

Es una historia fascinante y maravillosa, aprecio toda su experiencia vivida en Egipto, valoro su exquisita conciencia ética y buen gusto moral que se evidencia en el acoso sexual de la esposa de su jefe Potifar (Gn. 39). Sin embargo, destacó los criterios que le permitieron a José captar la realidad que le acontecía. Que llevándola a la realidad actual, el asunto ético ha perdido su esencia, ya que, la práctica de la ética presupone ante todo un conocimiento o un saber, para luego juzgarla (La realidad).

Debemos recordar que para establecer juicio y relacionarnos mejor con el medio en que nos  encontramos hay que tener una idea o noción de las cosas. Para así, ser capaz de transforma nuestra realidad e imponernos cuando las circunstancias nos presionan, nos tientan, nos provocan o nos amenazan. Tal cual le sucedió a nuestro héroe José, que ante la circunstancias surgió desde lo mas profundo de su espíritu la capacidad de romper con lo realidad. José deduce a partir de su contexto lo que quiere hacer (ya todos sabemos que ocurrió). Y esa facultad (de deducir) se lo debemos a la forma o método de interpretarlo, algo como el argot popular que dice “depende del cristal con que se mire”.

Para obtener conocimiento lo hacemos a través de las sensaciones o sentimientos, percepciones que se convierten en instintos, del sentido común o lo que es igual, del común de la sociedad, o del intelectualismo, a través de la razón, la experiencia y los distintos saberes. A titulo ilustrativo resulta sine qua non citar  el caso fascinante de Salomón, en su libro Eclesiastés 1: 13: He aplicado mi corazón a investigar y explorar con sabiduría cuanto acaece bajo el cielo. ¡Mal oficio éste que Dios encomendó a los humanos para que en él se ocuparan!, El Predicador se dedicó a eso de la Gnoseología, o al acto cognoscitivo de acceder más o menos de forma acertada a la realidad (Conocimiento).

La realidad para nuestro amigo José no fue fácil, ya que la vida (al igual que para nosotros) fue

compleja y complicada, sólo él debía determinar el criterio sobre si aceptar o no la propuesta seductora.

Algo debemos tener claro, la libertad que Dios nos dio, reside en saber usarla, elegir, debemos hacerlo responsablemente y lo mejor que podamos.

Supongamos que nuestro personaje accede a la tentación (obvio, la mujer era casada), no lo haría a caso irresponsable y culpable, de no haber cuidado todo, incluso la esposa de su jefe, como se le había encomendado (Gn. 39: 4;6). Por otro lado, eso de saber captar la realidad, pasa por ser responsable y saber que es lo que pudiera perjudicar a otro ser humano como tu y como yo, o saber que es lo bueno y diferenciarlo de la malo, conforme lo escribe el libro de Job 34:4 que dice:

“Escojamos para nosotros el juicio, Conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno”.

La ética pasa por reflexionar sobre el hacer para acercarnos lo más que podamos al sentido de lo bueno para vivir bien.

José intuyó y capto, interpreto y finalmente a partir de ciertas premisas (la Palabra de Dios) eligió que era lo necesario a seguir.

Finalmente reflexiono y digo, que actos como lo sucedido en la  vida de José no nos garantizan un amor auténtico y un respeto auténtico. Saber interpretar los hechos de lo que puede ser, para tomar decisiones que parecieran indicar que conviene o no, determinaran nuestro comportamiento a seguir. Incluso, a veces las circunstancias nos imponen elegir entre dos opciones que no hemos elegido, para ello, es necesario ser conciente de lo real y lo responsable de nuestros actos. Mis actos responsables son los que me edifican y define, todas mis decisiones van dejando huellas en mí y en los demás. Me permito citar el libro de Proverbios 8:13-14, dice:

“El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco. (v 14) Conmigo está el consejo y el buen juicio; Yo soy la inteligencia; mío es el poder.”^[1]  Se refiere a la sabiduría, que no proviene del hombre sino proviene de lo alto.

¡Recordemos que cada vez que hagamos el bien será más difícil hacer lo malo!

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^[1]Reina Valera Revisada (1960). (Pr 8.13-14).