Saludos de Reflexiones de Fe

La Biblia y la salud, según Deuteronomio 8:8-9

En el texto antes citado, menciona una serie de alimentos que al ser ingeridos por los héroes de Antiguo Testamento los mantenían jóvenes.

En esta oportunidad me voy a referir al fruto “la granada”. La granada junto con la vid y la higuera son frutos que se daban bien en clima cálido, así lo señala la Biblia en el Antiguo Testamento, (En la actualidad la tradición continúa, las familias hebreas consumen frutas diariamente, ya que, están conscientes de la importancia de su valor nutritivo y deben de hacerse presentes en los platos festivos como por ejemplo en el Rosh Hashana).


En tiempos Bíblicos, estas frutas y otras como el higo y las uvas, se cosechaban en los meses de agosto y
septiembre. Cuando ya estaban maduros, algunas uvas e higos eran llevados al tejado para que se secaran y así durarían más tiempo.

Los espías que Moisés envió a Canaán trajeron de regreso una rama que tenía un solo racimo de uvas, que era tan grande que dos de ellos tuvieron que ponerlos en un palo, y también trajeron granada e higos, (Nm 13.23). Se aprecia entonces, que estas frutas formaban parte de la dieta regular del pueblo escogido.

La granada era una de las frutas favorita entre los israelitas, ya que, la abundancia de sus semillas era símbolo de fertilidad y se cultivaba tanto por su buen sabor como por su belleza en el huerto. El jugo era muy preciado por ellos, así se evidencia en (Cnt. 8.2)

Además, su importancia eran tan especial, que el manto del sumo sacerdote estaba decorado en su ruedo con “granadas de color azul, púrpura y carmesí alrededor” (Éx 28.33). Por otro lado, doscientas granadas ornamentales adornaban cada una de las columnas (Jaquín y Boaz) del templo de Salomón (2 Cr 316-17).

La composición aproximada de miligramos por cien gramos de sustancia comestible según refiere Leclerc
es de:

Sodio                         1       mgr.
Potasio                       204 mgr.
Calcio                        2        mgr.
Magnesio                   3        mgr.
Hierro                        0.1    mgr.
Cobre                        0.07 mgr.
Fósforo                      7       mgr.
Azufre                        4         mgr.
Cloro                         5         mgr.

Sus granos están concentrados en vitamina C, muy buenos para la piel, tiene una variedad de minerales que le ayudan a que la persona que las consume se sienta joven. Proporciona energía y vitalidad después de ser ingerida, porque el azúcar de la fruta es rápidamente asimilada por la corriente sanguínea. El zumo es astringente, en gargarismo puede corregir inflamaciones de la garganta, hemorroide y hasta con la corteza de la raíz se puede combatir cualquier tipo de parásitos y lombrices intestinales. Es diurético. Sirve también para combatir las diarreas, disentería y incontinencia de orina. Desde el punto de vista higiénico y medicinal, la granada es la reina de las frutas.

Excepcional privilegio es contar con esta fruta, pero más aún será para nosotros el apreciarla y consumirla para mantenernos sanos y rejuvenecidos a lo largo de nuestro tiempo. Al sentirnos bien nuestra vida será más feliz porque nos sentimos saludables y este es el propósito de Dios para con sus hijos, que podamos consumir los frutos que Él creo y que esta expuesto en su Palabra en Génesis 1: 29: “He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os será para comer”.

Seria una gran imprudencia el privarnos del poder de la naturaleza que Dios ha creado para nosotros, Dios creó al hombre para ser feliz, libre y sin pena de enfermedades. Nos proporcionó toda planta medicinal y otras para que nada nos faltara en la vida, su amor fue y es tan grande por nosotros que creo todo, absolutamente todo perfecto para que no nos falte nada en la vida, apropiarnos de sus cuidados sería una bendición. Así que, hoy doy gracias a Dios por esa provisión maravillosa que dejo para que nos sintiéramos bien, rejuvenecidos y fortalecidos, para El sea la Gloría por los siglos. Amén.

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